El entorno de nuestro colmenar es refugio de una fauna diversa: aves rapaces, cigüeñas negras, anfibios, reptiles y mamíferos comparten hábitat con nuestras abejas.
La riqueza de fauna de la zona es signo de un ecosistema equilibrado, donde cada especie cumple su papel en la armonía natural.

El terreno se cubre de majuelos, madroños, encinas y alcornoques, que aportan estructura y carácter al paisaje. En primavera, la finca se transforma en un mosaico de colores y aromas, donde el matorral mediterráneo se mezcla con praderas naturales.
Este tapiz vegetal, diverso y autóctono, es la base de la riqueza ecológica del lugar.

La finca no solo se disfruta, también se protege. Nuestro proyecto busca mantener intacto el equilibrio natural, conservando la vegetación autóctona y garantizando la coexistencia de la fauna que la habita.
Cada decisión de manejo se toma con un criterio de sostenibilidad, para que este espacio siga siendo un enclave natural privilegiado, tanto hoy como para las generaciones futuras.