Navegación sostenible, ornitología y paisaje entre las ZEPAs del occidente extremeño

Descubre el alma salvaje del occidente de Extremadura a través de una experiencia única: navegar por las aguas tranquilas del Tajo y el Alagón a bordo de una embarcación de cero emisiones.
Una travesía silenciosa y respetuosa con el entorno que permite adentrarse en algunos de los paisajes más valiosos y mejor conservados de la Península Ibérica, guiados por expertos en fauna, flora y restauración ecológica.

Rutas fluviales por el Tajo Internacional y el río Alagón

Vista panorámica de un menadro del rio alagón rodeado de vegetación, vista desde una colina con rocas y arbustos en primer plano y montañas al fondo.

Un paraíso ornitológico en el corazón del Tajo Internacional

La ruta atraviesa varias Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), entre ellas la célebre ZEPA Canchos de Ramiro y Ladronera, así como el propio Parque Natural del Tajo Internacional, una reserva transfronteriza de biodiversidad donde confluyen el paisaje mediterráneo, el bosque de ribera y los abruptos cortados fluviales.

Durante la travesía es habitual avistar:

  • Cigüeñas negras anidando en los acantilados.

  • Alimoches, buitres leonados y buitres negros planeando sobre los

    cañones del río.

  • Águilas reales y halcones peregrinos cazando en vuelo.

  • Martines pescadores, garzas y abejarucos en las orillas.

El silencio de la navegación sostenible permite además observar nutrias, jabalíes o ciervos acercándose al agua al amanecer o al atardecer.

Un alimoche en vuelo con alas extendidas, mostrando su plumaje marrón, blanco y beige.

El curso bajo del Tajo y el Alagón atraviesa uno de los espacios más sobrecogedores y auténticos del oeste peninsular: el Parque Natural del Tajo Internacional.
Aquí el río se encaja entre sierras cuarcíticas y cortados verticales de más de cien metros, formando un paisaje poderoso, casi intacto, donde la naturaleza conserva su equilibrio primitivo.

En las laderas crecen encinas y alcornoques centenarios, madroños, lentiscos y cornicabras. Más arriba, el monte mediterráneo se densifica con jaras y brezos, mientras que las riberas se cubren de fresnos, tamujos y alisos que acompañan el rumor del agua.
Durante la primavera, el aire se llena de aromas y color: orquídeas silvestres, lavandas, peonías y jaras en flor tapizan los barrancos.

El visitante percibe la magnitud del paisaje no solo con los ojos, sino con los sentidos: el silencio, la escala, la pureza del aire. Todo aquí tiene un ritmo más lento, natural, que recuerda lo que significa un territorio realmente salvaje.

Un águila perdicera en el suelo con las alas extendidas y pico abierto, en un entorno de campo con vegetación de colores cálidos.

Una experiencia interpretativa y sensorial

Cada ruta está guiada por un especialista en naturaleza y paisaje, que interpreta el entorno de manera amena y rigurosa.
Durante la navegación se explican las formaciones geológicas, la flora y las especies observables, fomentando la educación ambiental y la conexión emocional con el territorio.

Cada ruta puede ser personalizada a gusto, destacando entre las preferidas:

  • Fotografía de naturaleza y aves

  • Interpretación del paisaje y flora

  • Experiencias privadas o en grupos reducidos